El tipo de maestra que fuera formada en la Escuela Normal, debía ser especial infundiéndoseles cierto afán de “superación”, como se le llamó en su época a la condición del interés por la cultura general, capaz de llevar a la realidad sus ideales. Según el Director General de Educación Primaria del año 1940 en el país, don Oscar Bustos A. el profesor normalista debía responder a ciertas condiciones y rasgos profesionales deseables:
“Fé en la perfectibilidad humana; ansias de perfeccionamiento; cumplidor de sus deberes; justo en sus apreciaciones; altivo en la defensa de la justicia y la verdad; libre de prejuicios y preocupaciones; aliento y guía de cuanto signifique progreso en la pequeña escuela donde le toque trabajar”.
Hoy, 80 años después de formulados estos preceptos, con todos los avances de la época actual, nos parece un perfil humano tan deseable como entonces en una sociedad que necesita profundizar en cohesión y realización en valores.
Sorprende también a los nuevos pedagogos encontrar similitudes con principios básicos en el ejercicio de la docencia implementados en la labor formadora en nuestras Normales para ser llevados a la práctica, siendo algunos de ellos los siguientes:
“La vida en comunidad, que forma el carácter, tiende al altruismo, hace la vida más amable; La enseñanza socializada, que da el máximo de rendimiento en el trabajo realizado en grupos; la enseñanza en forma activa, en que las salas de clases deben convertirse en aulas de trabajo con el maestro como guía que conduce a los educandos al desarrollo máximo de sus potencialidades, favoreciendo el espíritu creativo; la educación autónoma, entendiéndose como la capacidad para seguir perfeccionándose ampliando la educación sistemática.”
En la formación académica de los futuros maestros se incluía también asignaturas de carácter económico, aprendiendo desde hacer un presupuesto familiar hasta técnicas agrícolas, industriales, manuales y domésticas que permitieran la las futuras profesoras desempeñarse en los sectores rurales impulsando el desarrollo de las familias campesinas.
Este esbozo brevísimo explica como a través de la práctica de estrategias derivadas de los elementales principios enunciados, Chile llegó a estar a la cabeza en la educación de toda América Latina, donde se llegó a replicar el modelo nuestro fundando Escuelas Normales vigentes hasta hoy en países como Mexico, Colombia y otros, aplicando este modelo en las aulas bajo la guía de destacados normalistas chilenos.
La ex alumnas egresadas de la Escuela Normal de Angol que represento en esta ocasión en que celebramos un nuevo aniversario de su creación, organizadas como Agrupación Normalistas de Angol, nos sentimos privilegiadas por haber recibido en las aulas aledañas al Rehue la formación que nos permitió ejercer honorablemente la docencia tanto en la humilde escuelita rural como en los iluminados salones de la Educación Superior y en distintos foros y ámbitos tanto nacionales como extranjeros. Nos formaron para tener el temple necesario que permitiera la superación personal y el espíritu de servicio necesario para hacer realidad en la comunidad los ideales compartidos para su crecimiento, y eso es lo que hicimos.
Actualmente, ya retirada la gran mayoría, seguimos en esa senda a través de distintas organizaciones sociales. Como Agrupación, la vida institucional se remonta a muchos años atrás, pero desde el año 2007 somos una organización con personalidad jurídica, activa y presente en la comunidad a través de diversas actividades y eventos.
Entre las primeras y para compartir en sana amistad realizamos reuniones, convivencias, paseos. Celebramos las navidades, las fiestas patrias, los cumpleaños como una familia más; también el Dia del Profesor, sin olvidar el aniversario de la Escuela; nos gusta reír con los viejos chistes repetidos y cantar en coro las canciones normalistas; No olvidamos cada año ir en romería al camposanto y depositar frente a nuestros profesores de la Normal y las compañeras dormidas una muestra del respeto y afecto que sentimos por ellos; visitamos los hogares de ancianos llevando algo de alegría y dulzura a quienes la necesitan; acudimos a nuestros encuentros nacionales de normalistas de Chile y también al Encuentro de Normalistas de Angol cada año porque juntarnos y compartir es como verse reflejado en los demás como hermanas y hermanos, formados bajo el mismo alero.
Hemos acometido tareas difíciles, con escasos recursos y puro corazón, como la celebración del Centenario de la Escuela y la nominación del parque construido en nuestra Quinta con el nombre de nuestra Escuela; hicimos un importante aporte de material histórico al museo Julio Abasolo, hemos realizado concursos literarios nacionales, publicado una obra con recopilación de fotos de la Escuela y una antología de escritores normalistas con fondos regionales, hemos visitado bibliotecas, escuelas, liceos, universidades llevando la historia de la educación en manos normalistas, cansadas, arrastrando libros y pendones pero contentas de ser una y tener la atención y el respeto en todas partes y eso nos hace felices. Nos enseñaron a dar, como parte de una vocación de servicio. Y hemos recibido.
Ejercimos un apostolado en tiempos en que se trabajaba mucho y se ganaba poco; sabemos lo que es la pobreza y el desaliento porque lo vivimos junto a nuestros niños descalzos compartiendo la tortilla de rescoldo y el harina tostada, pero ¿saben? hoy cuando vamos por las calles y alguien nos detiene y nos abraza mirándose en nuestros ojos de nuevo nos sentimos recompensados largamente por esa mirada y esa emoción y entonces todo lo pasado valió la pena!
Muchas gracias a todos ustedes por estar aquí hoy y por celebrar junto a nosotras, la Agrupación Normalistas de Angol, un aniversario más de nuestra inolvidable Escuela Normal Rural, 111 años de entrega y dedicación por la Educación de todos, con más recursos y más oportunidades. ¡Gracias!
Misaela A.A. Figueroa Melo.
Presidente Agrupación Normalistas de Angol.
2009